13 de enero de 2011

Reacciones adversas psiquiátricas en niños con el empleo de glucocorticoides de administración inhalada o intranasal

Los glucocorticoides de administración inhalada e intranasal son medicamentos empleados habitualmente en pacientes pediátricos. Los inhalados se emplean en el tratamiento del asma puesto que han demostrado mejorar la función pulmonar, la sintomatología, la frecuencia y la severidad de las exacerbaciones, y también la calidad de vida de los pacientes. El tratamiento escalonado del asma en niños se puede consultar en el Plan de asma infantil de las Islas Baleares. Los glucocorticoides por vía intranasal se emplean principalmente en el tratamiento de la rinitis alérgica. Son el tratamiento de elección en pacientes con rinitis moderada-severa y en aquellos con síntomas persistentes que requieren tratamiento farmacológico de forma continuada; sin embargo, la evidencia acerca de la eficacia de su empleo a demanda en pacientes con rinitis que presentan síntomas ocasionales es más limitada. Tenéis una estupenda revisión del tratamiento de la rinitis alérgica en este boletín del Infac.

Hasta el momento, se pensaba que los glucocorticoides administrados por ambas vías no producían las reacciones adversas psiquiátricas que sí se pueden originar cuando se administran por vía sistémica. Sin embargo, en una revisión reciente llevada a cabo por las agencias reguladoras europeas se ha concluido que con el uso de glucocorticoides de administración inhalada o intranasal también pueden presentarse reacciones psiquiátricas y del comportamiento, principalmente en población pediátrica.

La revisión llevada a cabo ha incluido información procedente de la notificación espontánea de sospechas de reacciones adversas (lo que conocemos por “tarjeta amarilla”), de estudios publicados, así como información sobre datos farmacocinéticos y de exposición sistémica al medicamento después de la administración inhalada o intranasal.

Algunas de las reacciones adversas descritas son hiperactividad psicomotora, alteraciones del sueño, ansiedad, depresión o agresividad, y es más probable que ocurran con la administración por vía inhalatoria que por vía intranasal. En cuanto a las reacciones psiquiátricas graves (por ejemplo, psicosis o comportamiento suicida) la evidencia es más débil.

A la vista de esta información, creemos que se debería recomendar a los padres de los pacientes tratados con glucocorticoides por vía inhalatoria o intranasal que estén atentos a los posibles cambios en el comportamiento del niño y que consulten con su médico en caso de que sea necesario.

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