Séneca decía que “en tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De estos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto”. Pues eso mismo le ocurre a Internet. El pasado modelo Web 1.0, basado en las páginas web y en el correo electrónico, que ha sido hasta ahora uno de los principales medios de comunicación entre los usuarios de la comunidad virtual, tiene como principal limitación la gran dificultad para seleccionar de manera rápida información relevante.
La presente Web 2.0 nace de la necesidad de mejorar las características de la anterior y de crear un marco participativo en la elaboración, la búsqueda y el acceso a la información. Así, el usuario pasa de ser un mero espectador a participar en la autoría de la red elaborando, comentando y compartiendo todo tipo de información.
Las herramientas que definen la Web 2.0 son las redes sociales (p. ej., Facebook), los blogs, los servicios de microblog (p. ej., Twitter), los discos duros virtuales (p. ej., Dropbox), etc. Todas estas herramientas aportan un nuevo valor a Internet: la socialización de la información, que, por tanto, se personaliza pero a la vez se comparte. Esa es su baza principal, aunque sigue sin resolverse por completo una de las mayores limitaciones de la red: la búsqueda eficiente de la información.
Algunas instituciones y ciertos profesionales sanitarios han visto la oportunidad de utilizarla para difundir información cientificotécnica de interés, y el ámbito del conocimiento farmacoterapéutico no puede ser ajeno a esta corriente. Con ese espíritu nace El Comprimido_blog y la cuenta de Twitter @elcomprmido, que pretenden acercar la información sobre medicamentos a los profesionales del Servicio de Salud de las Islas Baleares y al resto de la comunidad sanitaria de Internet.
La Web 2.0 está en una constante revolución y crece día a día. No sabemos si su existencia será breve o si fracasará en el intento de acercar el conocimiento a todos los profesionales, pero seguramente evolucionará hacia algo distinto. El futuro es dudoso, pero solo lo conoceremos si somos capaces de subirnos al breve presente.
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