29 de septiembre de 2010

Recomendaciones para el tratamiento con quinolonas

El segundo artículo que se publica en el nº 19 de “El Comprimido” repasa uno de los grupos de antibióticos más empleados en nuestro medio: las quinolonas. Aunque presentan unas excelentes propiedades farmacodinámicas y farmacocinéticas, tienen el inconveniente del rápido desarrollo de resistencias microbianas.

Entre los profesionales sanitarios hay la sensación de que se emplean de forma excesiva y poco meditada, principalmente en las infecciones urinarias y respiratorias.

En las infecciones del tracto urinario no complicadas no deberían emplearse de forma empírica, ya que existen otros antibióticos —como la fosfomicina y la amoxicilina-clavulánico— con una mayor sensibilidad contra Escherichia coli; así se recoge en el protocolo de tratamiento de la infección en urología del Hospital Universitario Son Dureta.

Tampoco en la neumonías adquiridas en la comunidad ni en las exacerbaciones de la EPOC deben emplearse de forma empírica, salvo que haya riesgo o sospecha de infección por Pseudomonas, tal y como recomienda el capítulo de la GFIB en el que se aborda el tratamiento de las infecciones del tracto respiratorio inferior.

La reflexión que deberíamos hacer al terminar de leer el artículo es que a la hora de prescribir antibióticos se debe “ahorrar” en quinolonas, para evitar que dejen de curar.

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