Los AINE son uno de los grupos farmacológicos más empleados en nuestro medio. Aunque su toxicidad gastrointestinal está en la mente de todos —siendo el origen en muchos casos de una prescripción indiscriminada de IBP—, la cardiovascular la tenemos menos presente, quizás porque se ha empezado a hablar de ella hace menos tiempo y por el hecho de que en un paciente tratado con AINE que sufre un evento cardiovascular es complicado establecer una relación causal.
En la revisión publicada en el número 20 del boletín “El Comprimido” se repasa la información disponible acerca de la toxicidad cardiovascular, tanto de los AINE tradicionales como de los Coxib.
Se han revisado aquellos AINE tradicionales sobre los que hay datos, al haber actuado como comparadores en los ensayos clínicos de los Coxib: naproxeno, ibuprofeno y diclofenaco. Sobre el resto de fármacos del grupo comercializados en España, la información es limitada o inexistente, por lo que no puede excluirse en ningún caso un incremento del riesgo aterotrombótico. La información disponible sugiere que los AINE tradicionales se asocian a un incremento moderado del riesgo aterotrombótico, por lo que sería recomendable que en el tratamiento del dolor crónico se valorasen otras alternativas, como el paracetamol, los AINE tópicos o los opiáceos. Como ya hemos recordado en una entrada anterior del blog, su toxicidad está relacionada con la dosis empleada y con la duración del tratamiento, de modo que se recomienda prescribirlos con la menor dosis eficaz y durante el menor periodo de tiempo posible, valorando asociar otros analgésicos si el paciente lo necesita. El fármaco que presenta menor riesgo cardiovascular es naproxeno, que sería el de elección en los pacientes con riesgo cardiovascular alto, incluidos los pacientes antiagregados con AAS.
En cuanto a los Coxibs, presentan un riesgo cardiovascular superior a los AINE tradicionales. Su uso está contraindicado en pacientes con cardiopatía isquémica, enfermedad arterial periférica, enfermedad cerebrovascular e insuficiencia cardiaca de grado II-IV. Etoricoxib, además, se asocia a un mayor riesgo de hipertensión grave en comparación a otros antiinflamatorios, por lo que también está contraindicado en la hipertensión no controlada y, en general, se recomienda monitorizar la presión arterial de los pacientes durante el tratamiento con este fármaco. Por estos motivos, se recomienda prescribir los Coxib únicamente en casos seleccionados y teniendo presente que celecoxib ofrece un perfil de seguridad cardiovascular mejor que etoricoxib.
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