El e-butlletí groc nos informaba ayer de que la agencia francesa de medicamentos ha anunciado la suspensión de la comercialización de la pioglitazona en ese país por indicación de su comisión nacional de farmacovigilancia, en vista de la información que relaciona su empleo con un incremento del riesgo de sufrir cáncer de vejiga.
Nuestros compañeros de “Hemos leído” ya nos contaban en septiembre de 2010 que la FDA iba a revisar la asociación entre el tratamiento con pioglitazona y el desarrollo del cáncer de vejiga, a raíz de los resultados de un estudio post-autorización puesto en marcha por el fabricante del fármaco con pacientes incluidos en el plan sanitario del Kaiser Permanente Northern California. El objetivo de este estudio de farmacovigilancia era aclarar esta posible reacción adversa, puesta en evidencia ya en el ensayo PROactive, en el que pacientes diabéticos con antecedentes de enfermedad cardiovascular recibían pioglitazona o placebo con el fin de comprobar la eficacia del fármaco en la prevención de los eventos cardiovasculares. En el PROactive se había observado un incremento de la incidencia de cáncer de vejiga en los pacientes tratados con pioglitazona (0,5%) frente a los que recibieron placebo (0,2%), aunque los resultados no fueron concluyentes para establecer la asociación entre el empleo del fármaco y el desarrollo de la neoplasia.
En la nota de la FDA se recogía que los investigadores del estudio de farmacovigilancia no habían encontrado una relación significativa entre la administración de la pioglitazona y el incremento del riesgo de cáncer de vejiga (HR 1,2; IC95% 0,9-1,5). No obstante, sí se había detectado un aumento significativo de los casos de cáncer de vejiga al incrementar la dosis y la duración del tratamiento, alcanzando la significación estadística después de 24 meses de exposición al fármaco. Estos nuevos datos motivaban la puesta en marcha de la revisión por parte de la FDA de la información disponible.
De nuevo, en abril de este año, otros dos estudios observacionales han vuelto a poner el foco en los problemas de toxicidad de la pioglitazona. En esta ocasión nos lo contaban en una entrada del blog “Sala de lectura” que os recomendamos leer. En el análisis de uno de estos dos estudios —de cohortes, con más 190.000 pacientes— se evidencia la asociación entre el tratamiento con pioglitazona y el cáncer de vejiga (HR 1,2; IC95% 0,9-1,5) aunque sin alcanzar la significación estadística. Se vuelve a encontrar una asociación entre los casos de cáncer y la duración del tratamiento: tras ajustar por edad y sexo, el riesgo era un 30% superior entre aquellos con una duración del tratamiento entre 12-24 meses (HR 1,3; IC95% 0,9-2,0) y un 50% mayor si la duración era superior a dos años (HR 1,5; IC95% 1,1-2,0), en este caso con significación estadística.
La EMA también anunciaba en marzo de este año que ponía en marcha una evaluación del balance beneficio/riesgo de la pioglitazona en vista de los datos disponibles. No es descabellado pensar que, al igual que la rosigilitazona, la pioglitazona acabe siendo retirada del mercado. Y el problema es que —tal y como se muestra en el grafico siguiente— a pesar de los datos que desde hace meses vienen relacionando a la pioglitazona con el desarrollo del cáncer de vejiga, su prescripción en el Servei de Salut no ha descendido e incluso da la sensación que ha sustituido a la rosiglitazona en algunos pacientes en los que hubo que suspenderla (datos en DDD).
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